el cine que devuelve la virginidad para, gozosamente, perderla poco después

17.3.15

¿Qué dice la poesía sobre la pornografía?


¿Qué dice la poesía sobre la pornografía? Paul Eluard, Wislawa Szymborska, W.H. Auden y Luis Buñuel escribieron lo siguiente:

¡Qué espléndido el cine obsceno! Es exaltante. Un descubrimiento. La vida increíble de los sexos inmensos y magníficos en la pantalla, el esperma que brota. Y la vida de la carne enamorada, todas las contorsiones. Es admirable. Y muy bien hecho, de un erotismo loco. ¡Cómo me gustaría que lo vieras! Si vienes a Marsella irás con Gaillard, que encarna (pero de verdad) el decoro y que ya ha llevado a varias “damas” muy “burguesas”. En fin, ya te contaré mis emociones. He sido muy bueno, no he visto a nadie. El cine me ha tenido una hora empalmado como un desesperado. De milagro no me he corrido sólo con el espectáculo. Si llegas a estar tú no habría podido aguantarme. Y es un espectáculo muy puro, sin teatro. La gente no abre la boca, al menos para hablar, es un “arte mudo”, un “arte salvaje”, la pasión contra la muerte y la idiotez. Deberían ponerlo en todas las salas y en las escuelas. Terminaría habiendo matrimonios posibles, los primeros, uniones sagradas, multiformes. ¡Por desgracia, la poesía aún no ha nacido!

Paul Eluard, mayo de 1929. Cartas a Gala 1924-1948


* * *

Unas palabras sobre pornografía

 

No hay peor lujuria que pensar.
Es pura lascivia que se propaga cual hierbajo anemófilo
por los parterres reservados a las margaritas.

Nada hay sagrado para quienes piensan.
Con descaro llaman a las cosas por su nombre,
elaboran análisis disipados y síntesis concupiscentes,
se entregan a la salvaje y libertina persecución de la verdad desnuda,
al toqueteo libidinoso de temas delicados,
al roce de opiniones. Y se quedan tan anchos.

A la luz del día o al abrigo de la noche,
se juntan en parejas, triángulos y círculos.
No importan sexo ni edad de los integrantes.
Les brillan los ojos, les arden las mejillas.
El amigo pervierte al amigo.
Hijas depravadas corrompen a sus padres.
El hermano celestinea con su hermana menor.

Les apetecen otros frutos,
los del árbol prohibido de la ciencia,
y no las nalgas rosadas de las revistas en color,
ni la pornografía al uso, ingenua en el fondo.
Les divierten los libros sin estampas,
con un único interés: ciertas frases
subrayadas a uña o a lápiz rojo.

¡Qué espanto! ¡En qué posturas,
y con qué escabrosa simplicidad
se deja una mente fecundar por otra!
No constan ni en el mismísimo Kamasutra.

En esas citas sólo el té está caliente.
La gente se sienta, mueve los labios.
Cruza las piernas, pero cada cual las propias.
Así, un pie descansa en el suelo,
y el otro, libre, se columpia en el aire.
Sólo de vez en cuando alguien se levanta,
se acerca a una ventana
y por una rendija de la persiana
fisga la calle.


Wislawa Szymborska, 1986. Gente en el puente


* * *



El pene nunca pertenece por entero a un hombre.

W.H. Auden


* * *

De modo particular durante los últimos años, he comprobado la progresiva y, finalmente, total desaparición de mi instinto sexual, incluso en sueños. Me alegro, pues me parece haberme liberado de un tirano.

Luis Buñuel, 1982. Mi último suspiro



(Y con estas palabras, me parece que dejo en el tintero este blog....)