Vampiresas 1933 (1933) Mervin LeRoy
¿Qué hace un musical de la Warner en un rincón más bien erótico? ¡Mucho! Esta magnífica película, rodada antes de que la Liga de la Decencia impusiera su mojigata censura poco después, además de ser un musical excepcional que incluso relata las miserias de la Gran Depresión, con maravillosas coreografías de Busby Berkeley, es refrescante, y divertido, porque, como quien no quiere la cosa, con gozoso deleite erótico se recrea en las bondades del placer y de la belleza femenina, con inusitada picardía
Por otra parte, aunque en realidad afloran más lo traslúcido y lo insinuado que lo explícito, ¡estamos ante un sublime musical hollywoodiense de 1933!, de todas formas hay quien ve tanto en el musical como en el cine sexual un cierto paralelismo, pues en ambos géneros se va más allá del crudo realismo transformándolo en una fantasía, incluso haciendo de la coreografía, ya sea musical o sexual, parte muy importante de la transgresión de la realidad propia del género, por no hablar del placer erótico y sensual del movimiento que es común a ambos géneros, en los que además el movimiento se demuestra, con algún rasgo documental, andando, bailando, cantando... O resumiendo, en el cine musical de repente a la gente le da por bailar y cantar, y en el cine sexual, cuentos de hadas para adultos, supongo que no hará falta explicarlo.
Soy bastante aficionado al musical, género difícil y cinematográfico donde los haya, cuando está logrado, y fan de esta estupenda película, que es uno de esos raros milagros cinematográficos al mismo tiempo ligero y profundo, alegre, dotado de conciencia social, vitalista, chispeante y por eso naturalmente erótico, pero con un erotismo delicioso, exquisito, refinado y elegante. Una joya.
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